15.9.17

Tengo compasión de esta falta de luz

A partir de este momento decreto que voy a hacer algo cada vez que se mueva, cada vez que se dirija a mi, por hirientes o insignificantes que resulten las palabras, por la petulancia e inteligencia que se opone y me invita a jugar. A mí, que creía saber algo de manipulaciones, algo de sentimientos, y ahora dudo de casi todo. Dudo, por ejemplo, de la manera en que nos conocimos y aún más del día que por misteriosas intenciones nos vimos por primera vez a solas. Dudo además si fallamos en los cálculos en ese entonces o me ubico en el presente, un año después, pensando en aquella noche de septiembre. El tiempo se desgarra y me entrega esta duda que simpaticamente abre una herida y avanza y ya no hay razón para negar lo que tengo que hacer.
Me quedan siempre tus palabras resonando como un eco que se apodera de habitaciones llenas de objetos suaves y punzantes. No, encontrarse con la poesía no es siempre lo más sencillo.
Hay suspiros que son suaves, que son tibios y se deshacen. 
Y hay distancias que nos queman. 

No hay comentarios.:

Algunas otras cosas: