13.9.17

Desperdigado

Tiembla la piel cuano no nos animamos a tomarnos la mano. Una mano, por ejemplo, que una tarde sin verguenza aferró a otra mano bajo la tierna presencia de un perro. Parque Rivadavia ahora va flotando en la quietud de las horas, del ritual inevitable y otra vez perdí la cuenta: crujen las estaciones, temporada de pasividad ¿cómo es posible no hacerse cargo de lo que sucede ahí dentro? Trato de apartar mi corazón y me sumerjo en lo cotidiano que ofrece este nuevo día, pero tanta cosa a lo largo de estos meses. Se suponía que  vos ibas a hacerte cargo de aquella determinación,  cuál es la lógica de todos esos encuentros, quedan preguntas resonando en las paredes de mi intuición y pienso que si todo se desarmara de una vez, podrías despedazar tu mente, quitarte la ropa y acercarte un poco más... Un gato acaba de doblar la esquina, lo voy a acariciar.   

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