Lo leí en un libro entonces me queda. Lo leí en un cartel sobre una autopista, todas las autopistas, y tengo derecho a sentir asco y el sol en la cara me borra las malas sensaciones y vuelvo al tema del libro que menciona algo sobre imágenes a contra luz. Qué suave es tu alma, una lástima que se perturbe de esa forma.
Silencios que se asoman a la ventana
alargando sus brazos para acariciarme
voy al encuentro de aquellos brazos
y ya no hay nada ahí
vacío.
Estaba sola en la habitación, la ventana estaba cerrada, pero eso no era lo importante. Hacía frío. Vacío. Ya no sé qué espero, lo mismo da siempre, la ecuación perfecta. La oscuridad me enseña su sombra y yo me estremezco ¿qué hace el resto mientras espera? La obsesión abrió la ventana, el silencio entró dando una especie de danza estrepitosa hasta recostarse sobre mi cama, jugando con mi gato, conversando con algunas hormigas, y mirando sobre todo, mirandome a los ojos.
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