28.6.11

año y meses

Después de tanto y tanto vuelve la necesidad de expresión. Sentarme un rato en mí y desarrollar algunas palabras con sentido al leerlas o nombrar lo que me pasa últimamente.
Empezando por el olor de un perfume, la nostalgia y los deseos que me trae el invierno, el silencio que me entorpece y la falta de noción de saber que haya pasado más de un año más o menos. Es como pienso en algunas ocasiones: si yo realmente lo deseara podría participar de todas esas aventuras que se abren paso a mis sentimientos más buscados ó esas personas que en determinadas circunstancias de nuestras vidas se presentan, esas que besan y abrazan y hacen el amor con uno.

En fin,

cuestión que yo le pregunté un millón de veces, como en lo sueños, pero como en los sueños, las cosas no son color de rosa ni mucho menos multicolores o tornasoladas (mentira. Sí son, pero no lo recordamos muy bien).
Trastornada estoy de pensar y pensar sin sacar ninguna conclusión de todo esto, a veces pienso que lo caché, que le encontré el sentido a su repentino acercamiento hacia mi persona, a su invitación, a su sonrisa, a su olor, a que dormimos juntos como en tantas otras oportunidades y como en tantas otras oportunidades pasó lo que pasó. Realmente lo estuve pensando y pensando, hasta creí que lo había resuelto, que encontré una pista que me llevaba a la loca idea que podía adivinar sus pensamientos, hasta tuve la fatal coincidencia de descubrir alguno de sus movimientos, como el que hace cuando cambia de posición, esa que lo ubica justo al lado mío, esa que me roza, que me llama. Su cuerpo me llama y lo sé. Estoy segura, pero como siempre, cuando uno está tan seguro y convencido, aparece de la nada algo (que es casi nada) y pone en vertical/diagonal todo lo que estabas ideandote en esa cabecita que ya entiende menos que nunca, así de la nada que es casi nada (lógico).

Insignificante.

Y de nuevo me encuentro desarmando y armando. Me visto, me maquillo, me hago la indiferente.
La historia se vuelve a repetir como todos los meses o cambios de estación.
El coqueteo se vuelve a presentar, el rechazo, las ganas, los roces, los abrazos, lo besos, las noches.
Sobre todo las noches!

¿qué hago?

después encuentro lo otro, casi idéntico a lo anterior pero con algunos cambios sin (y con) mucha importancia.
En vez de té: café, en vez de dos plazas: una, te cambio monedas y la birra de siempre.
Yo ya no sé que hacer con situaciones como éstas, pero lo que sí es que casi siempre me convence la equivocada reacción (casi).

1 comentario:

Ebria de mí. dijo...

Hola, soy tanto más amiga de los blogs...aunque a veces lo abandono, es verdad.

Algunas otras cosas: