18.1.11

Fluidos

Es como esperar el colectivo en pleno día de verano, con ese rayo de sol que no te dá ni un minuto de tregua. Son los minutos que no avanzan más y cuando lo hacen es imposible detenerlos. Es como la sangre que corre a pasos agigantados por un manantial de sal y arena. Es como cuando arde y quema y la arena se mete y te corroe por la piel y se mezcla con la sangre que sigue avanzando y los minutos también y surgen nuevas horas y nueva vida que al principio dá miedo pero después es como la lógica de lo cotidiano: uno se acostumbra y ya es inevitable asumir la culpa de la dulce monotonía de la espera de algo mejor y yo te espero a vos, que sos mejor que yo que no sos mejor que yo, que vas a complementar este cortocircuito llenando de chispas la habitación que está más blanca que mis pequeñas tetas y las demás partes en donde no me dá ese sol demasiado abrumador. Vos, que volás con las canciones que te inventas y decís llegar a un punto exacto de ebullición pero yo no sé si creerte o reventar, no sé si esperarte o irte a buscar, lo bueno de todo esto es que de una u otra forma nos vamos a chocar como dos bolas metálicas que si bien se alejan y se acercan constantemente, el zumbido vibrante que emiten es infinito, cauteloso, armonioso. Es excitante. Vos y yo seremos (casi) perfectos por vaya a saber cuánto tiempo, porque nosotros no contamos las horas, no somos dueños de los días, de los meses, de los años. No, realmente no sabemos de todas esas cosas, nuestro tiempo y espacio es ahora, es lo ideal: es algo menos de qué preocuparnos.
Aprendiendo la simpleza de fluir.

2 comentarios:

ALA_STRANGE dijo...

El choque de los amantes siempre es excitante
Hermoso texto

PD: que bueno que te guste DURAN DURAN

Juan Diego Camacho dijo...

Hermoso

Algunas otras cosas: