16.8.10
Algo no se anuncia, me pone nerviosa que la música se baje y se suba, se baje y se suba. Está conspirando para alterar mi estado de tormenta en pleno día en dónde el sol era lo mejor que les estaba pasando a todos excepto a mí. Se baja y se sube. Por favor, dejá de subir y bajar. Es insoportable. Hablando de música... hace días que escucho esas canciones. Me contienen. Ahí empiezan las comparaciones, no no, no quiero empezar con ellas. Es como reiterarme todo el tiempo. Todo lo comparo. Pero no me arrepiento, no me arrepiento. Es sólo el hecho de que nadie se anuncie. Quizás ya le fué suficiente (seguramente fué eso) o acaso no bastaron las actitudes (qué actitudes!). Es como me dijo ella: "¿qué más se puede esperar de vos?" Si supiera, y lo digo con signos de exclamación, si acaso supiera que jamás hice eso por alguien! Remedio mis errores. Hoy justamente recordaba unas líneas de Pizarnik que me identifican (a este punto ya no sé que no me identifica con Pizarnik): "era como hablar o escribir. Después de hablar o escribir siempre tenía que explicar: -no, no es eso lo que quería decir. Y lo peor es que el silencio también la traicionaba." Ella también me dijo algo al respecto de esto, Ella (vos), respecto a mis formas de expresarme. El hecho es que cuando escribo me dejo llevar, como cuando bailas y te encanta bailar entonces es inevitable dejarse llevar. A mi me encanta. Me deslizo. Existir: ser. Vos (ella), tiene tanta razón en lo que me dice. En lo que insiste que soy. Me deja. Acepta mis errores más que nada y eso es lo bueno. Me acepta, de eso se trata. Y ella sabía tanto que cuando todo finalizó sólo dijo: Qué tiempo perdido! y yo le dí la razón porque siempre la tuvo. Pero uno hace lo mejor, lo peor que puede. Y siempre bailo en la escritura, no ves? Demasiados sonidos que ni yo logro entender. Palabras, no ves? Son sólo palabras. Como todas esas que escribí en un papel que tengo guardadado en el monedero floreado a razón de carta ó catársis sobre ya sabemos bien qué. Me voy por las ramas de un árbol que quizás podría tener un millón de ramas pero sólo tiene unas pocas. La carta. Bailar. Sentir. Sí, de nuevo siento más que nunca. A veces me pasa y tantas ganas de compartirlo pero acepto el rechazo que recibí. Renegada, rechazada (dame la mano y vení que te enseño a perder). Acepto el rechazo. Lo escribí. Lo acepté. Vuelvo atrás: más no se puede hacer. No se cree, no hay confianza. Pero hay mucho, demasiado amor. De mí. Estoy sonriendo... pero viste como soy (como se creen que soy) que en realidad no sonrío, no amo, no nada (no nado).. y aquí se revela el gran misterio: las personas en realidad no pueden, no tienen la menor idea de lo que pasa por las cabezas de otras personas (qué inteligente!). Pesimismo e inseguridad (yo también eh, no digo que no) pero esta vez no, esta vez sonrío. henchida de amor. No me importa: por lo menos yo me creo.
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