Meditación sobre el viento que arrasa
brisa de primeras flores que se abren paso
a los caminos que agitan las formas.
Tu rostro masculino es femenino,
otra vez.
Rostros que se parecen
personalidades también.
Gustos colectivos que comparto
y lugares comunes donde caer.
Tu gesto por ejemplo, se repite,
fue hecho incontables veces
pero es distinto,
un árbol del cual desconozco su nombre
infinito como las olas del mar.
Eso que siempre se dice:
- Quisiera saber el nombre de todos los árboles
y de todas las plantas -
No por arrogancia
sino por ir más allá de la curiosidad.
Es atención a los detalles,
es mirar en todas las direcciones.
Que nunca se nos agote la capacidad de asombro,
de fascinación, ternura e hipnosis.
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