1.2.17

Rosado

Pienso en vos y pienso en ella,
para luego volver a él y a vos nuevamente.
Todo me decía que era una carroussel,
porque era hermoso, porque era mío.
 Un carroussel que en vez de caballos que suben y bajan, en éste precisamente las luces se sorteaban con todo tipo de sentimientos encontrados, que claro, también eran míos. Yo, que me encontraba al margen de este espectáculo, sostenía una sortija, que no era una sortija en realidad, quizás sería una sonrisa. Mi mano se extendía mediante pasaban las vueltas, arriba y abajo, se extendía un poco más, rozando cada una de sus manos. Dedicando miradas y gestos llenos de alegría y complicidad, diferentes entre sí, porque pertenecían a personas diferentes entre sí, y entonces pensaba ¡qué ganas de besarlos a cada uno de ustedes! mejor aún, que fabuloso sería transportarnos a lo que fueron nuestros primeros besos. Sentir de repente que nada podía estar mal, que no se cometía ningún tipo de error o malentendido. Ni mentiras, ni verdades. Sentir sólo esos impulsos llenos de vida que de vez en cuando se presentan, que están indudablemente en nosotros. Y la Felicidad iba emanando por cada rincón de esa imagen deseada, de esa especie de alucinación. De esta historia que acabo de soñar.






Te creo todo lo que decís y yo también,
la fluidez con la que avanzamos.

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