Mediante el alcohol hacía efecto en su organismo, ella tomó conciencia de los mensajes que emitía, pequeños errores que caían como gotas al segundo de ser mandados. Ese es el problema con la tecnología, dijo- Irreversibles mensajes, predecibles destinos.
La música comenzó a tomar color en su cuerpo, y olvidó de pronto que se encontraba en una muestra, con amigos y además con otra atracción que la tenía apresada bajo sus encantos hacía meses, largos meses. Pasadas las horas mantuvo una conversación academica con un colega, le explicó lo complicado que es cuando alguien recomienda un autor cualquiera que sea y que éste, en efecto, le va a encantar de tal forma quen no puede dejar de recomendárselo.
-¿Y cómo sabés con tal seguridad qué es lo que me va a encantar a mi?
-Bueno, no, es que yo sólo decía..
-Digo esto por el hecho de que recién nos conocemos. Es realmente extraña tu afirmación y no es que seas la primer persona en caer en algo así, ya noté esta expresión demasiadas veces y creo que no está bien expresarse tan... subjetivamente, eso es todo.
-bueno..
-Me cuesta relacionarme con personas que no conozco, tiendo a abrirme demasiado a ellas, a mostrarme inquisidora y a cuestionarlo todo, perdón.
-Bueno, uno nunca va a ser lo que el otro quiere que sea, ni siquiera uno sabe qué es lo que es.
-Ahora sí me gusta esta conversación.
Más tarde se iban a perder en sí mismos, más tarde él iba a saber qué era lo que en verdad podía recomendarle a ella. Más tarde y mediante el diálogo uno se entiende y los mensajes y las atracciones y los meses, largos meses, quedan suspendidos por un rato. La noche se vuelve atemporal, toma forma en el aire y dibuja una sonrisa en la mirada de los dos que se funden con todo lo que en ese instante eran, pasando ahora a ser otra cosa, algo que los distrae, que les llama la atención, que los toma por sorpresa y en donde ambos quedan encantados.
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