es un espejo convexo que me pregunta sobre cosas que no sé. Yo le explico, en la medida que puedo, que la vida es tan simple que paraliza y acaba complicandolo todo. Vos cerrá los ojos, no pienses, no digas, no hagas, no sientas. ¿Para qué fluir? Vení, quedate del lado de acá, ESTAMOS ATERRADOS.
La realidad nos cuestiona, nos destruye con su mirada lasciva.
Ahora estamos de rodillas, suplicando el final. Nunca va a llegar.
Sí, la vida es tan simple que paraliza: ¡Bienvenidos! Nos resta esperar.
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