6.9.11

Dormías dándome la espalda, pero cuando digo que me la dabas estoy diciendo mucho más que una mera manera de decir, porque tu espalda se bañaba en el resplandor de acuario que nacía del sol filtrándose por la sábana vuelta cúpula traslúcida..

Nunca te había deseado tanto, nunca la luz había temblado tanto en tu piel.




Te nombraría si tan solo pudiera, pondría tu nombre ahí arriba, encabezando esta explicación que voy a escribir.
El título, aunque sea tus iniciales ó qué se yo, alguna fecha que está más cercana que nunca pese a mis intentos (fallidos) de tomar distancia. Pero no puedo y ahora resulta que pensarte me es cada vez más obsesivo (dentro de mis tantas obsesiones) y es que siento que aunque las miradas (las nuestras) esconden algo y las respiraciones (las nuestras) son cada vez más profundas, tan al ras que no sé cómo hacen para aguantar ese encuentro tan deseado, esa unión de las aperturas (las nuestras) donde se inhala y exhala deseo (repito, no sé cómo), pese a todo eso, digo, SIENTO como casi segura, que no nos pertenecemos en absoluto, que así como nos tratamos (nos relacionamos) es como tiene que ser. Una manera tan frustrante y armoniosa. Complementa, encierra: nos abarca. Yo no sé, quizás es sólo mi imaginación, pero en el fondo creo (casi inconscientemente) que es así. Así, inevitablemente, nos correspondemos.

Y te quiero, lógicamente no puedo no sentir algo así por vos.

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