28.4.11

La seguridad la habías perdido al compás de las agujas del reloj y de repente te acercás y me decías lo primero que se te iluminó a las 10 de la mañana cuando una persona necesita, por lo menos, 5 minutos de conexión adecuada para que la mañana no sea otra cosa que eso.
Al llegar el mediodía contenemos la respiración, el sol es cada vez más verdadero.
La mujer de blanco mira a su alrededor en busca de sencillos restos de admiración de un supuesto transeúnte que la mira confundido.
Imaginemos un futuro mejor a las 8 de la noche cuando recién empiece a asomarse ella, tan radiante como oscura.

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