23.2.11

Si me dan a elegir
lo primero es empezar a rasgar estas cuatro paredes
las puertas, que son dos, no las vería, es evidente que ya no las veo.
No puedo, en el estado en el que me encuentro es casi imposible,
hasta sería preferible olvidarme de mis necesidades fisiológicas.
No puedo y lo peor es que no estoy en falta. Nadie.
Nadie (¿quién exactamente?) se dá cuenta de mi asfixia, del agua que tengo hasta el cuello, que me encuentro en una suerte de vertical, porque ya que todo está así, exageremos!
La exageración siempre es la más recurrente ahí.

la amistad no es la misma que antes
el amor no es el mismo que antes
la familia ya no es la misma que antes

ni vieja ni misma ni nueva
yo ya no sé demasiado sobre mi.

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